martes, 9 de agosto de 2022

Reconectando.

Resulta increible ver como un blog puede caer en una especie de agujero negro informático. Debido a no sé exactamente qué tipo de brujería, el acceso a Espeleoleg estuvo durante años bloqueado, imposible de acceder. Ayer, aburrido con el movil en una sala de espera y con dos clicks, plas, espeleoleg ha resucitado. No podía creermelo, estaba todo tal y como lo dejé, las entradas tontas, las no tan tontas y hasta las interesantes. Iba a escribir una entrada allí mismo, desde el microteclado de la app pero llegó mi turno. Hoy me siento al teclado (el de verdad de la buena) y Ah, horror, de nuevo una ginkana hasta poder llegar aquí, pero lo he vuelto a conseguir así que allá voy.

En el mundillo de la iluminación led para cavidades la cosa está, por asi decirlo, extraña. Los principales fabricantes de frontales no están innovando en absoluto y repiten la misma fórmula año tras año. Quizá renuevan un poco el estilo, arañan unos miliwatt en la arquitectura del controlador batería-led. Pero básicamente no existe, a día de hoy, una iluminación potente, fiable y que se posicione ya no como el frontal espeleológico de referencia sino para todo uso y son muchos. El tema es claro, muy claro, tan claro que no me cansaré de repetirlo, claro está. La opción bateria recargable para los frontales para mí no es válida. Un frontal es lo más parecido a un arma, el 99% del tiempo no lo usas, no piensas en él, no lo necesitas, ni siquiera existe pero cuando lo quieres o tienes que usarlo ha de estar operativo 100% en minutos. La opción de las cuatro pilas AA es la referencia más parecida a un peine de balas. Abres cargador, metes las pilas y a disparar lúmenes. ¿que la exploración es de 12 horas? llevas un juego de recambio. ¿que vas a hacer una integral de 24? llevas dos recambios y un pequeño frontal para los descansos. En el peor de los casos estamos hablando de portear 100 gramos extra. Y es que recargar la batería de un frontal es como fabricarte tu propia munición como lo hacía Dersú Uzalá en la Taiga siberiana. Que si desbalancear la batería, que si el tiempo de recarga, que si la temperatura, que si no encuentro un enchufe, que si se calienta mucho, que si la luz parpadea... y lo peor de todo, que cuando vayas a usarlo el frontal te muestre una simpática luz roja parpadeando y sepas dos cosas, que no vas a tener luz y que no vas a tener alternativa puesto que estos frontales no son compatibles con ninguna otra fuente de alimentación.

Y es que el acumulador de ion litio más usado es, de lejos, el conocido, pirateado, falso, auténtico, reciclado, recuperado, con o sin protección, de marca, relleno de harina o yeso (ojo que los hay) etc... vamos el 18650 o 18651. Un acumulador que lo llevan hasta los teslas enseriados hasta la enésima potencia. Esta pila gorda, idéntica en dimensiones al acumulador que llevaban las difuntas pilas de petaca (en 3s) no ha cambiado ni su diseño, ni su capacidad, ni prácticamente en nada desde que apareciera allá por el año 1995. Además es de por si una bomba de relojería y más cuando se expone a ambientes de alta humedad, roces, golpes o cualquier perforación accidental (a la espeleo vaya). Vamos que si llevas un frontal con estas pilas y ves que empieza a echar humo, quitaté el casco, lanzaló tan lejos como puedas y reza por que te lo puedas volver a poner. Literalmente explotan y no es una posibilidad remota, ha pasado, pasa y pasará. Pero este no es el peor de los asuntos, como deciamos, el frontal es ese cachibache que llevas atornillado al casco, que a lo sumo y si eres curioso con él le quitas las pilas después de cada uso, lo secas con mimo por si lleva algo de humedad por condensación etc... porque si eres como somos la mayoría... a la saca y hasta la semana que viene o el mes que viene. Aburrido de rascar contactos en el duo de petzl, verdes como manzanas o azules como arándanos, dependía de la temperatura a la que se hubiera producido la sulfatación o el tiempo, que bonitos son los carbonatos de cobre, malaquita, azurita... otro día hablamos de ellos.

Volviendo al tema y respasando el panorama actual. Por suerte en el asunto de la luz se han ido produciendo unos avances interesantes, la tecnología SMD ha avanzado mucho y esto es bueno pues es un gran diodo, eficiente, ligero, compacto, nada delicado, sumergible y lo mejor de todo tolera muy bien los picos de tensión y apura genial las baterias alcalinas. Además curiosamente uno de los mayores distribuidores de este led se llama mouser, ahora solo necesitariamos el peine con las pilas, como en aquella escena de enemigo a las puertas.

Dentro del mundo de los frontales comerciales ha habido una explosión apoteósica de modelos, potencias, diseños minimalistas, otros que se asemejan al faro de un honda, y claro está, los ultra-específicos. Quizá y para no extenderlo demasiado podríamos centrarnos en estos pero la verdad sea dicha, no he tenido nunca un scurion, no lo voy a tener y las cosas como son, de tenerlo lo vendería al mejor postor. Y quién dice un scurion dice un nora o un phaethon. Todos sistemas tremendos específicamente pensados para espeleólogos profesionales y/o ricos que puedan permitirse desembolsar mínimo 400 €. Por mi parte yo ya he escogido un frontal que no voy a mencionar, que usa cuatro pilas AA, que tiene una autonomía más que suficiente y fin de la contienda. Ya no voy a diseñar ni hacer probaturas, ojalá y todas las horas de estudio, fabricación y desastres varios las hubiera dedicado a lo que de verdad interesa. La espeleo.

 



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